miércoles, 28 de enero de 2009

Profundo y Superficial

"En lo superficial está lo profundo, en lo profundo está lo superficial".
No recuerdo dónde leí esta frase, acaso no la leí así exactamente, pero en todo caso, la idea era esa. Yo he notado que cuando se trata de temas profundos desdeñamos aquello que consideramos superficial y, de la misma manera, a la cotidianidad, la consideramos sin importancia, precisamente por carecer de profundidad. Sin embargo, atendiendo a la frase inicial, quizá reflexionando un poco sobre ella, podemos considerar que ambas palabras, expresan solo un estado de conciencia, el acceso epistémico que se tiene hacia lo uno o lo otro, como el antes o el después en una línea del tiempo, olvidándonos de que el tiempo así medido, no existe, salvo como una referencia para el ser humano, pero científicamente no hay diferencia entre el antes y el después. Así, tampoco existe una diferencia entre lo profundo y lo superficial, pues ambos estadios coexisten en la concepción de quien los distingue, solo falta que los concilie y reconozca que, de facto, están conciliados en su ser.

Cuando somos superficiales, estamos dejando ver al mismo tiempo la estructura psicológica y la formación cultural sobre la que se sustenta dicha superficialidad, luego entonces, estamos siendo profundos. Así también cuando pretendemos ser profundos, estamos haciéndolo a través de la comunicación coloquial, ora docta, que expresamos con nuestro cuerpo físico, con nuestro lenguaje, más o menos ignorante o bastante ilustrado, pero formal, es decir, en el mundo de la forma; luego entonces, superficial.

De ahí que yo piense que, lo importante no es ser profundo o superficial, sino ser genuino, es decir, ser lo que realmente se es, ser conciente de sí mismo, sin más pretensiones, sin ánimos protagónicos, ser natural, en contínuo contacto con uno mismo, reconociendo que en mí se resumen lo uno y lo otro y que, a pesar mío, se manifiestan al mundo de la única manera posible: mi lenguaje en todas sus formas.
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Brujo Curandero

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domingo, 18 de enero de 2009

Todos deseamos ser amados,
en su defecto, ser admirados,
en su defecto, ser temidos,
en su defecto, ser odiados y despreciados.

Deseamos despertar una emoción
en quien quiera que sea el otro.

El alma se estremece ante la vida y busca
el contacto, sin importar a qué costo.

Hjalmar Söderberg
Poeta Sueco

Siembra y Cosecha



Siembras un pensamiento y recoges un acto.
Siembras un acto y recoges un hábito.
Siembras un hábito y recoges un carácter.
Siembras un carácter y recoges un destino.

Ley de Atracción

La ley de atracción es esencial para la comprensión de la condición humana y afirma que eres un imán viviente. De forma inevitable atraes hacia el círculo de tu vida a aquellas personas y situaciones que estén en armonía con tus pensamientos dominantes. Las almas gemelas se atraen. Los pájaros del mismo plumaje van juntos en bandadas. Todo lo que en tu vida hayas atraído hacia ti, lo has hecho por la clase de persona que eres y especialmente por tu forma de pensar.
Tus amigos, tu familia, tus relaciones, tu trabajo, tus problemas y tus oportunidades han sido atraídos hacia ti por tu modo habitual de pensar en cada una de estas áreas.
Tenemos un ejemplo de esto en música llamado el principio de resonancia simpática. Si se colocan dos pianos separados en una habitación grande y se golpea en uno de ellos la nota «do», se puede ir seguidamente hacia el otro piano para observar que en él la cuerda correspondiente a la nota «do» está vibrando con idéntica intensidad que la cuerda hermana del primer piano. Pues bien, según este mismo principio, tú tiendes a conocer y relacionarte con gente y situaciones que vibran en armonía con los pensamientos y sentimientos que te dominan.
Si miras cada uno de los aspectos de tu vida, tanto positivos como negativos, te darás cuenta de que todo tu mundo está fabricado por ti y que, cuanta más carga emocional pongas en un pensamiento, más grande será la intensidad de la vibración y más rápidamente atraerás hacia tu vida a gente y situaciones que sean afines a dicho pensamiento.
Esta ley siempre está actuando a tu alrededor. No tienes nada más que pensar en un amigo o en una amiga y lo más probable es que el teléfono esté sonando con él o ella al otro lado de la línea. Decides hacer algo e inmediatamente después comienzan a llegarte ideas nuevas y ayudas. Eres como un imán atrayendo limaduras de hierro.
Mucha gente se retrae porque no sabe cómo trasladarse desde donde se encuentra hasta donde quiere ir. Con la ley de atracción, sin embargo, no es necesario tener todas las contestaciones antes de comenzar. Siempre que tengas claro lo que quieres y con la clase de gente que te conviene asociarte, terminarás arrastrándola dentro de tu vida.
Tus pensamientos constituyen una forma de energía que vibra a una velocidad determinada en función del nivel de intensidad emocional que acompañe al pensamiento. Cuanto más excitado o temeroso estés, más rápidamente tus pensamientos irradiarán de ti y atraerán hacia tu vida personas y situaciones afines.
La gente feliz y alegre parece que atrae a otra gente alegre y feliz. La persona que posea conciencia de prosperidad parece que encuentra ideas y oportunidades para hacer dinero. La ley de atracción actúa en todas partes y en todo momento.
Puedes tener más, ser más y hacer más porque puedes cambiar como persona. Puedes cambiar tus pensamientos dominantes por medio de un riguroso ejercicio mental. Puedes auto disciplinarte enfocando tus
pensamientos hacia lo que te interese y rehusando pensar sobre lo que no te convenga.
De la persona que utiliza la ley de atracción de un modo positivo se dice que tiene suerte. Ésta es sin duda otra manera de intentar explicar por qué tantas buenas cosas y tanta gente provechosa se ven acogidas en el seno de la vida de aquellos que tienen muy claras sus metas y son perennemente optimistas sobre su consecución.
Brian Tracy
Imagen: Edvard Munch (1863-1944)

No hay errores, todos producimos lo que necesitamos

Por lo general, todos creemos que el azar juega un papel determinante aun en aquello que depende de nuestra conciencia. cuando cometemos un error, debido a la creencia antes dicha, solemos tirarnos de los pelos y maldecir o maldecirnos, mientras recordamos la manera tan garrafal en que erramos y las consecuancias arrostradas. Entonces sucede que perdemos la lección, no aprendemos y claro, volvemos a caer. La vida está hecha de acciones, de intentos, de errores y aprendizaje. Por eso es que cada vez que erramos, debemos tomar conciencia de lo que hicimos para llegar al error, es decir, cómo le hicimos para llegar a ese lugar llamado error. Quizás, con frecuencia descubramos que el error estuvo desde el origen, pero no siempre es así, algunas veces, torcemos el camino como intentando que las cosas devengan catastróficas para nosotros, he ahí lo interesante de esto: ¿no estamos en ese momento produciendo el sufrimiento que necesitamos para finalmente aprender una lección de valor incalculable que de otra manera no hubiésemos aprendido? Por eso es que nuestros actos deben ser conscientes y por eso es que debemos erradicar la culpa de nuestras vidas. Debemos saber que, hayamos hecho lo que hayamos hecho, en su momento, seguramente fué lo mejor que pudimos hacer, no vale la pena racionalizarlo (analizarlo después) a la luz de los nuevos conocimientos adquiridos, porque solo servirá para auto-desacreditarnos. Lo mejor es darse cuenta de que ahora enfrentaríamos un asunto o problema de la misma índole, de diferente manera, porque ya aprendimos la lección valiosísima que nuestra vida nos ha enseñado. Producimos lo necesario para aprender y ya no errar de la misma manera. Aqui valdría la pena hacer un cambio semántico y dejar de decir "errar" para empezar a decir "aprender", porque en realidad, eso es lo que hacemos al intentar, al fallar. Al equivocarnos nos estamos diciendo a nosotros mismos que hay algo que aun no sabemos hacer y que sería bueno y útil que lo aprendiéramos, para que ahora sepamos hacerlo con seguridad, sin riesgo ni peligro. Pero nada más. No hace falta sufrir, hace falta ser concientes de que solo estamos produciendo lo que necesitamos. ¿Por cuánto tiempo lo produciremos? ¿hasta cuándo dejaremos de producirlo? Bueno, en un sentido amplio las respuestas a ambas preguntas serían: Por toda la vida, hasta la muerte. Pero en un sentido estricto, podríamos responder que produciremos lo necesario para cada ocasión en tanto no aprendamos, cuando aprendemos que el fuego quema, ya no nos acercamos tanto a él, y generalmente aprendemos que el fuego quema, cuando nos quemamos. Es por eso que no hay errores, todos producimos lo que necesitamos.


BrujoCurandero
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sábado, 17 de enero de 2009

Psiconeuroinmunobiología

La conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante horas. La sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

RESPIRACIÓN ABDOMINAL

Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía ante ritmos cerebrales entre los dos hemisferios (ver Respiración en Euroresidentes).
Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
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PARA SER LIDER, SER POSITIVO

Siempre encontraremos razones para justificar nuestro malhumor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el como. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.
Cuando nuestro cerebro da un significado algo, nosotros lo vemos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.
La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía la emisión de positrones de las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente de personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaba estas enfermedades.
Santiago Ramón y Cajal, Premio Nóbel de medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que la metafórica. Ahora sabemos que es literal: "todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".
Cuando nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.
Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.
Cambie hábitos de pensamiento y entrene su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia. Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

Título: Madera de líder
Autor: Mario Alonso Puig

sábado, 3 de enero de 2009

Intelectualoide


Aquí tenemos una de esas almas apresadas o embotelladas debido a la intelectualización. El cuerpo al que rige es movido -como todos- por los patrones de pensamiento y por los propios pensamientos del humanoide.
El ser un individuo conocido como intelectual lo convierte en ejemplo de su grupo social y aprende a sentirse "bien" actuando siempre para el respetable público, es competitivo y protagónico, dicta conferencias y disfruta de los elogios y las adulaciones creyéndolas sinceras y verdaderas, olvidándose del daño que le ocasionan en niveles mucho más sutiles.
Esta alma sufre el encierro que sufren los cadáveres en el sepulcro, ahí se corrompe pues es privada de su libertad y del ejercicio de regir al cuerpo, porque la suplanta el orgullo.
El orgullo daña a cualquiera, la soberbia es su careta. Una vez presa del orgullo, el humúnculo deja de ser, para solo tener. Ahora TIENE que ser reconocido, sobresalir, defender a distintos niveles (no todos políticamente correctos) y difícilmente acepta la crítica, a menos que esta provenga de algún otro "intelectualoide" igualmente orgulloso pero adecuadamente reconocido como autoridad, por el dueño de esta alma embotellada. Toca un techo limitante que le impide el desarrollo y el constante crecimiento interior, abandona el trabajo reflexivo, ese que le da espacio al alma para que crezca y se espiritualice. Dejar de SER es dejar de vivir. Respirar y responder como organismo viviente, con todas sus funciones fisiológicas, en el caso de los humanos, no es vivir. Se debe ponderar adecuadamente el hecho de ser humano, criatura pensante, que es lo único que lo distingue y sublima, pero lejos de eso, este humanoide solo se hace de un "tumor" de información, mismo que de nada sirve para trascender. Se convierte en un ignorante ilustrado o lo que es lo mismo, un imbécil con argumentos.
Su alma está privada de la oportunidad de regir y él está privado de la oportunidad de vivir.
Ante la posibilidad de ser simple, de simplemente admitir que con todo y su intelectualidad está plagado de errores de vida, ante la oportunidad de mirar y profundizar en sí mismo, de "bucear" en lo más negro y oscuro de su puerca existencia, de sus recuerdos, de sus vivencias, prefiere distraerse en sus estudios y libros, para poder tener más argumentos (siempre de otros) que le permitan seguir en su zona de confort sin tener que mirar aquello que realmente le está impidiendo ser humano. Por ejemplo, suele dar limosna a los indigentes creyendo que hace buena obra, pero debido a su falta de contacto con sí mismo no se percata de que eso solo fomenta la indigencia. Y no se percata porque aunque no lo parezca, hacerlo tiene relación con él mismo, es decir, se está evadiendo de sí mismo al preferir seguir creyendo y haciendo algo que en resumen, únicamente le da un paliativo, al tiempo que le permite seguir en su intelectualización constante sin tener que trabajar en lo profundo de su ser. Entonces es como si el alma se fuera desintegrando, porque proceder así no sirve para hacer alma, sirve para hacer ego, que en este caso, es orgullo: "miren qué buen ser humano es este tío, siempre da limosna a los indigentes". Si alguien le dijese: "tú sí que eres animal, dando limosna a quienes están como están por no saber hacer lo correcto en su vida" seguramente recibiría de regreso toda una retahila de argumentos intelectualoides y muy convenientes para sí mismo, intentando justificar su actuar. Bien, pues todo esto para decir que, quien es así, lo es para todo lo que tenga que ver con auto-analizarse y auto-criticarse y auto-observarse, porque siendo tan bien visto y "respetado" en lo social gracias a su intelectualidad, lo demás se le hace cuesta arriba, innecesario, cansón, agobiante, satura su cansado cerebrito y abandona, aunque su alma sufra, literalmente. Allá en la soledad, cuando nadie lo ve, hace ñoñerías, onanismos, se engaña, se miente y solo él sabe que no hay nada que lo haga ser feliz, pues lo único que lo lograría, sería dejar en libertad a su alma, ser genuino, ser realmente inteligente, ser él mismo, hacer realmente lo que le viene en gana y no lo que tiene que, al gusto de su inflado orgullo. Cuando deje de defenderse y reconozca, admita y acepte lo que es, entonces su alma ocupará el sitio que le corresponde y dejará su confinamiento en la botella.



BrujoCurandero
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