sábado, 3 de enero de 2009

Intelectualoide


Aquí tenemos una de esas almas apresadas o embotelladas debido a la intelectualización. El cuerpo al que rige es movido -como todos- por los patrones de pensamiento y por los propios pensamientos del humanoide.
El ser un individuo conocido como intelectual lo convierte en ejemplo de su grupo social y aprende a sentirse "bien" actuando siempre para el respetable público, es competitivo y protagónico, dicta conferencias y disfruta de los elogios y las adulaciones creyéndolas sinceras y verdaderas, olvidándose del daño que le ocasionan en niveles mucho más sutiles.
Esta alma sufre el encierro que sufren los cadáveres en el sepulcro, ahí se corrompe pues es privada de su libertad y del ejercicio de regir al cuerpo, porque la suplanta el orgullo.
El orgullo daña a cualquiera, la soberbia es su careta. Una vez presa del orgullo, el humúnculo deja de ser, para solo tener. Ahora TIENE que ser reconocido, sobresalir, defender a distintos niveles (no todos políticamente correctos) y difícilmente acepta la crítica, a menos que esta provenga de algún otro "intelectualoide" igualmente orgulloso pero adecuadamente reconocido como autoridad, por el dueño de esta alma embotellada. Toca un techo limitante que le impide el desarrollo y el constante crecimiento interior, abandona el trabajo reflexivo, ese que le da espacio al alma para que crezca y se espiritualice. Dejar de SER es dejar de vivir. Respirar y responder como organismo viviente, con todas sus funciones fisiológicas, en el caso de los humanos, no es vivir. Se debe ponderar adecuadamente el hecho de ser humano, criatura pensante, que es lo único que lo distingue y sublima, pero lejos de eso, este humanoide solo se hace de un "tumor" de información, mismo que de nada sirve para trascender. Se convierte en un ignorante ilustrado o lo que es lo mismo, un imbécil con argumentos.
Su alma está privada de la oportunidad de regir y él está privado de la oportunidad de vivir.
Ante la posibilidad de ser simple, de simplemente admitir que con todo y su intelectualidad está plagado de errores de vida, ante la oportunidad de mirar y profundizar en sí mismo, de "bucear" en lo más negro y oscuro de su puerca existencia, de sus recuerdos, de sus vivencias, prefiere distraerse en sus estudios y libros, para poder tener más argumentos (siempre de otros) que le permitan seguir en su zona de confort sin tener que mirar aquello que realmente le está impidiendo ser humano. Por ejemplo, suele dar limosna a los indigentes creyendo que hace buena obra, pero debido a su falta de contacto con sí mismo no se percata de que eso solo fomenta la indigencia. Y no se percata porque aunque no lo parezca, hacerlo tiene relación con él mismo, es decir, se está evadiendo de sí mismo al preferir seguir creyendo y haciendo algo que en resumen, únicamente le da un paliativo, al tiempo que le permite seguir en su intelectualización constante sin tener que trabajar en lo profundo de su ser. Entonces es como si el alma se fuera desintegrando, porque proceder así no sirve para hacer alma, sirve para hacer ego, que en este caso, es orgullo: "miren qué buen ser humano es este tío, siempre da limosna a los indigentes". Si alguien le dijese: "tú sí que eres animal, dando limosna a quienes están como están por no saber hacer lo correcto en su vida" seguramente recibiría de regreso toda una retahila de argumentos intelectualoides y muy convenientes para sí mismo, intentando justificar su actuar. Bien, pues todo esto para decir que, quien es así, lo es para todo lo que tenga que ver con auto-analizarse y auto-criticarse y auto-observarse, porque siendo tan bien visto y "respetado" en lo social gracias a su intelectualidad, lo demás se le hace cuesta arriba, innecesario, cansón, agobiante, satura su cansado cerebrito y abandona, aunque su alma sufra, literalmente. Allá en la soledad, cuando nadie lo ve, hace ñoñerías, onanismos, se engaña, se miente y solo él sabe que no hay nada que lo haga ser feliz, pues lo único que lo lograría, sería dejar en libertad a su alma, ser genuino, ser realmente inteligente, ser él mismo, hacer realmente lo que le viene en gana y no lo que tiene que, al gusto de su inflado orgullo. Cuando deje de defenderse y reconozca, admita y acepte lo que es, entonces su alma ocupará el sitio que le corresponde y dejará su confinamiento en la botella.



BrujoCurandero
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